Sequías y apagones
En 2017 publiqué un estudio en el cual advertía los riesgos de que los cambios de la pluviosidad y el deshielo, como efecto del cambio climático, podría afectar la generación hidroeléctrica
Por Luis Fierro Carrión
Twitter: @luis_fierro_eco
En 2017 publiqué un breve estudio en el cual ya advertía los riesgos de que los cambios de la pluviosidad y el deshielo de los glaciares, como efecto del cambio climático, podría afectar la generación hidroeléctrica.
El estudio, titulado “Promover el Desarrollo Sostenible, Bajo en Emisiones y con Mayor Resiliencia al Cambio Climático”, fue publicado por el Grupo FARO como parte de su serie de propuestas a los entonces candidatos presidenciales (recordarán que en esa ocasión pasaron a la segunda vuelta Lenin Moreno y Guillermo Lasso).
Advertía que al “deshelarse los glaciares y reducirse la precipitación en ciertas zonas de la Sierra, podría verse afectado el caudal del agua que las alimenta”.
Decía que dado que el gobierno de Correa había apostado por completo en las grandes centrales hidroeléctricas (el “Plan Nacional del Buen Vivir” tenía previsto que el 90 % de la generación eléctrica provendría de esa fuente), era necesario “desarrollar planes y actividades para mitigar los riesgos de que dichas represas puedan verse afectadas por los cambios en la pluviosidad y en la disponibilidad de agua”.
También proponía hace 7 años la “Implementación de proyectos, planes y medidas que promuevan el desarrollo y la adopción de energías renovables (solar, eólica, geotérmica, biogás, biomasa, y mareomotriz)”.
En el caso de la generación hidroeléctrica, sugería que se debía “favorecer las tecnologías que no requieren la construcción de represas (curso de río, aprovechamiento de caídas de agua naturales, etc.).
También indicaba que se debería propender a “aumentar la eficiencia energética, es decir reducir el consumo de energía que se requiere para producir la misma cantidad de bienes y servicios”.
En otro acápite decía que era “necesario eliminar los subsidios a los combustibles fósiles”, y en su lugar establecer un impuesto a las emisiones de gases de efecto invernadero. Hoy en día añadiría la importancia de eliminar también los subsidios al consumo de electricidad, factor que ha incidido en limitar los avances en eficiencia energética y la inversión en el sector.
Los gobiernos de Moreno y Lasso aprobaron proyectos de energía solar y eólica (Villonaco III, El Aromo, Conolophus, entre otros). No obstante, dichos proyectos no han avanzado porque, como señalaba un artículo en Primicias, “no se ha podido definir el mecanismo de pago a las empresas privadas por esta generación eléctrica, ya que varios gremios sindicales de empresas públicas de distribución se han opuesto a que haya una prelación de pago a las empresas privadas por su generación”.
Claro que el error de origen está en el artículo 313 de la Constitución Correísta del 2008, que reserva al Estado “el derecho de administrar, regular, controlar y gestionar los sectores estratégicos”, incluyendo entre estos sectores “la energía en todas sus formas, las telecomunicaciones, los recursos naturales no renovables, el transporte y la refinación de hidrocarburos, la biodiversidad y el patrimonio genético, el espectro radioeléctrico, el agua”.
Con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se estaría por establecer una garantía de pago para la generación privada. Según el mismo artículo de Primicias, se activaría “un fondo de contingencia de varios millones aportados por el BID, que se activaría si las empresas distribuidoras públicas o el Ministerio no pagan la generación a las privadas”. ¡Esperemos que este mecanismo logre desbloquear estas barreras legales y sindicales a tener una solución a los apagones eléctricos!
Páginas 8 y 9 de mi estudio “Promover el Desarrollo Sostenible, Bajo en Emisiones y con Mayor Resiliencia al Cambio Climático”